Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y MontesquieuMaurice Joly
51
DIALOGO SEGUNDO
Montesquieu-
Nada de nuevo tienen vuestras doctrinas para mi,Maquiavelo; y si experimento cierto embarazo en refutarlas, se debe no tanto a que ellas perturban mi razón, sino a que, verdaderas o falsas,carecen de base filosófica. Comprendo perfectamente que sois ante todo un hombre político, a quien los hechos tocan más de cerca que las ideas.Admitiréis, empero, que, tratándose de gobiernos, se llega necesariamente al examen de los principios. La moral, la religión y el derecho no ocupan lugar alguno en vuestra política. No hay más que do palabras en vuestra boca:
fuerza
y
astucia
. Si vuestro sistema se reduce a afirmar que la fuerza desempeña un papel preponderante en los asuntos humanos, que la habilidad es una cualidad necesaria en el hombre de Estado, hay en ello una verdad de innecesaria demostración; pero si erigís la violencia en principio y la astucia en precepto de gobierno, el código de la tiranía no es otra cosa que el código de la bestia, pues también los animales son hábiles y fuertes y, en verdad, solo rige entre ellos el derecho de la fuerza brutal. No creo, sin embargo, que hasta allí llegue vuestro fatalismo,puesto que reconocéis la existencia del bien y del mal.Vuestro principio es que
el bien puede surgir del mal
, y que está permitido hacer el mal cuando de ello resulta un bien. No afirmáis que es bueno en sí traicionar la palabra empeñada, ni que es bueno emplear la violencia, la corrupción o el asesinato. Decís: podemos traicionar cuando ello resulta útil, matar cuando es necesario, apoderarnos del bien ajeno cuando es provechoso. Me apresuro a agregar que, en vuestro sistema,estas máximas solo son aplicables a los príncipes, cuando se trata de sus intereses o de los intereses del Estado. En consecuencia, el príncipe tiene el derecho de violar los juramentos, puede derramar sangre a raudales para apoderarse del gobierno o pera mantenerse en él; le es dado despojar a quienes ha proscrito; abolir todas las leyes, dictar otras nuevas y a su vez violarlas; dilapidar las finanzas, corromper, oprimir, castigar y golpear sin descanso.
Maquiavelo-
Pero ¿no habéis dicho vos mismo que, en los Estadosdespóticos, el temor es una necesidad, la virtud inútil, el honor un peligro;que debía existir una obediencia ciega y que si el príncipe dejara delevantar su mano estaría perdido?
(El Espíritu de las Leyes, libro III, cap. IX)
Montesquieu-
Lo dije, si, al advertir, como vos lo habéis hacho, en qué terribles condiciones se perpetúa un régimen tiránico, pero lo dije para marcarlo a fuego y no para erigirle altares; para inspirar el horror de mi patria, la que felizmente nunca tuvo que inclinar la cabeza tan bajo semejante yugo. ¿Cómo no veis que la fuerza es tan solo un accidente en el camino de las sociedades modernas, y que los gobiernos más arbitrarios, para justificar sus sanciones, deben recurrir a consideraciones
Dejar un comentario